lunes, 6 de abril de 2009

Guenduláin ni es Cristo ni es de plata

El pronunciamiento sobre Guenduláin de todos los responsables políticos, a los que se ha añadido el rotundo y contundente de la ciudadanía, dejaba a mi juicio reducido el problema a la cuestión de quién corre con los gastos de este despropósito y de cómo se salvan los muebles.

Reconozco mi error del que me ha sacado el artículo publicado en Tribuna Abierta por Iñaki Arraiza Valle. Una persona vinculada a significadas promotoras y que, bajo el titulo deOjo al Cristo que es de plata , trata de poner de nuevo todo patas arriba. Lo hace exponiendo rotundamente que "... Guenduláin tiene que ser hoy más que nunca la solución al problema de la vivienda social, y es el momento de que el Gobierno tome cartas en el asunto", argumentando los tópicos de siempre, y diciendo sin pudor que los promotores quieren recuperar el dinero de Guenduláin "en beneficio de los ciudadanos navarros".

Puesto que me siento directamente aludida, voy a tratar de evaluar y poner orden en sus torticeros, parciales e interesados argumentos. Sus exposiciones suponen una total y absoluta descalificación de los míos y de los de tanta y tanta gente que se ha pronunciado al respecto, e incluso llega a tildarnos en el artículo de "idealistas", con criterios de ecología, sostenibilidad y de compacidad de la ciudad. Nos rebate diciendo que, al hablar hoy de vivienda, debemos renunciar a "logros fantasmagóricos de épocas opulentas", y dice introducir dosis de realidad y hacer números sobre la base de lo que puede pagar realmente el comprador de la vivienda.

Entiendo que su comentario inicial sobre la "mala baba indiscriminada" que existe contra los promotores lo hace en clave irónica; por si acaso, le dejo clara mi opinión de que, en esta profesión, como en cualquiera, hay de todo: gente decente y gente oportunista que se aprovecha todo lo que puede sin otras consideraciones.

Su duda, sobre la necesidad de vivienda me obliga a pedirle un mínimo de rigor ¡Sea coherente! Si no hay necesidad de viviendas, ¿para qué queremos Guenduláin? ¿Y qué hacemos con los desarrollos en marcha y previstos con altos porcentajes de vivienda social? Mire, yo no tengo esa duda, yo creo que necesidad de vivienda la ha habido, la hay y la habrá. Cuantificarla por tipos y precios para poder darle respuesta y programar su ejecución en el espacio y en el tiempo sólo requiere hacer un estudio riguroso al respecto. Este estudio, por cierto, lo hemos solicitado de forma reiterada al departamento de Vivienda del Gobierno y seguimos esperando.

Sobre la inviabilidad de la vivienda social de los nuevos planeamientos, con el argumento de que las viviendas libres y las de precio tasado son las que soportan en gran parte sus desarrollos y no hay demanda de ellas, le manifiesto mi sorpresa ante esta demostración de la alegría con la que han planteado sus inversiones en la compra de los suelos a unos precios que, supuestamente, hacen inviable su desarrollo.

Su exposición nos sugiere: que, o no se enteraron de que no cuadraban las cuentas o no pusieron en evidencia esta situación en el momento oportuno y ante los organismos pertinentes, o compraron el suelo en estas condiciones sin garantías razonables de la viabilidad de sus inversiones. Comprenderá que en cualquiera de los supuestos, la respuesta dirá poco a favor de su profesionalidad.

Me sorprende que no haya sopesado su argumento de que es urgente "hacer números" tomando como base lo que pueden pagar realmente los compradores de las viviendas. Porque esa justificación deja con las vergüenzas al aire a los que hasta anteayer han exprimido al máximo a los compradores, y que ahora (como la coyuntura económica no lo permite), piden ayudas para abaratar la repercusión de los costos que pagaron por los suelos y que les han llevado a su situación actual.

Apuntando a Guenduláin, de entre los muchos errores cometidos, interesa resaltar aquí dos: no haber considerado que iniciar su desarrollo requiere unas fuertes inversiones en infraestructuras, lo que establece el umbral de su amortización en la ejecución de la mayor parte de la actuación; y no haber analizado y evaluado la demanda, y con ella la viabilidad del proyecto. Consideraciones de este tipo han llevado al propio señor Alli, Juan Cruz Alli, a reconocer públicamente que esta actuación ha sido un error desde el inicio. Eso le honra.

Señor Arraiza, ¡sea coherente y no nos cuente milongas! Es evidente que compraron estos suelos a un precio superior al establecido para cambiarlos por aprovechamientos y así no tener que concursar para la ejecución de las viviendas. No consideraron ni éstos ni otros tantos aspectos, y obviaron las implicaciones en el desarrollo urbano de la Comarca ¿Y ahora nos piden realismo a los demás? ¡Y encima quieren que les devolvamos el dinero que invirtieron! Pues qué quiere que le diga, no faltaba más…

Creo que merece la pena evaluar la situación del sector: una parte significativa de los que componen la sociedad Desarrollo Sostenible SL están parando sus obras; además, están desarrollando Donapea con un 80% de viviendas de Protección Pública; y, por último, están posicionados tanto en Etxabakoitz como en otros desarrollos urbanos, con un volumen total de viviendas para las que no es previsible una demanda ni a corto ni a medio plazo. Por ello, podemos preguntarnos si es Guenduláin el problema real de promotores y constructores, o se trata sólo de una parte de un problema mucho mayor. Es lo que expuso también el señor Burguete, responsable directo de esta actuación.

No pienso entrar, ni tengo espacio ni ganas, en otros argumentos simplistas y vacíos sobre aspectos urbanísticos que exponía el señor Arraiza en su escrito. No merece la pena.

Señor Arraiza, en estas condiciones, cuando todo se ha venido abajo, resulta una desvergüenza seguir insistiendo en que Guenduláin es la única solución rápida para construir viviendas realmente sociales, y un insulto a la inteligencia afirmar que su desarrollo dará "trabajo, comida y vivienda", no a los promotores, sino a los ciudadanos navarros. Pretender que actúe el Gobierno rescatando las inversiones de promotores y constructores demuestra que su objetivo real es pasarnos este muerto irrecuperable a la ciudadanía navarra.

Claro que hay promotores, eso sí, los menos, que están pasando también graves dificultades para mantener su actividad sin haberse embarcado en aventuras como Guenduláin (que sin una planificación era de alto riesgo). A esos promotores y constructores debemos poder ayudarles para que sigan adelante. A los otros, a los que usted reconoce sin pudor que han "especulado con los pudientes", les toca aguantar las merecidas malas babas de una gran cantidad de gente normal hipotecada de por vida con unas viviendas vendidas a unos precios que no responden ni responderán en mucho tiempo a sus valores de mercado. Gente a la que han devaluado el valor de las viviendas manteniéndose la deuda; gente normal que no tolerará que con nuestro dinero se rescate a los causantes de la situación actual. Ciudadanos, en definitiva, que hemos estado y estamos manifestando nuestra decisión de movilizarnos, si hace falta, de forma contundente para impedirlo.