Escribo estas líneas al día siguiente del atentado de ETA contra el edificio central de la Universidad de Navarra. Lo que tiene la vida parlamentaria es que hay días, como el de ayer, en los que no tienes ni tiempo para escribir un texto de condolencia. Así que, aunque con retraso, quiero mandar un mensaje de ánimo a la comunidad universitaria. Yo fui "alumna navarrensis" de esa universidad en años difíciles, tanto para el centro como socialmente( del 78 al 82). Siempre noté mucho respeto por parte de todo el profesorado; y eso que (sin ser especialmente conflictiva) nunca fui una "estudiante pacífica". Por ello, quiero mandar un saludo afectuoso a la comunidad educativa del centro y a su rector y resto de miembros. Por supuesto, un abrazo especial a los heridos, que lo fueron de carácter leve, y a todos los que tendrán en el día de ayer un recuerdo de susto y miedo de los que nunca se borran.
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