martes, 31 de mayo de 2011

Quo vadis, PSN? Construyamos el futuro

Hola a todos. Ha pasado algo más de una semana del día de las elecciones; un tiempo en el que algunos/as nos hemos parado a pensar, en solitario y en compañía, en lo ocurrido, en el porque de lo ocurrido y, sobre todo, en la pregunta de “Y ahora, ¿qué, y hacia dónde?”. Unas reflexiones que quiero ahora compartir con vosotros y vosotras.

Es evidente que, desde 1995 hasta ahora, y con las personas más relevantes siempre en la dirección, la representación parlamentaria del partido ha ido progresivamente a menos (con la excepción del 2007, cuando el PSN que subió un parlamentario). Pero es que, en estas elecciones, se dan circunstancias especiales: la derecha y el nacionalismo están divididas, el CDN en vías de extinción; y una Izquierda Unida
que no remonta. Y, aun teniendo en cuenta esas circunstancias, el PSN ha obtenido los peores resultados de su historia, que nos devuelven a la situación de 1979, cuando no peor.

Yo estoy convencida de que el motivo de estos resultados es que no transmitimos confianza ni claridad en un programa de izquierdas, ni socialdemócrata. Una sensación que se confirma, a ojos de la sociedad, cuando nuestros dirigentes afirman que cualquier escenario postelectoral es posible, como si nuestro programa sirviese igual para pactar con UPN o para pactar con los nacionalistas. O el programa no existe, o no se tiene en cuenta, o en ambos casos se apuesta por un PSN que actúa de comparsa, sin liderar ninguna de las dos posibles uniones.

Con UPN ya hemos estado, en aras de la gobernabilidad y de la estabilidad, en la legislatura anterior. Y el batacazo electoral ha sido nuestro. UPN no ha sufrido las consecuencias de la crisis, ni del paro, ni de la rebaja del sueldo a los funcionarios, ni el desgaste lógico del poder. Culpar de los resultados del PSN sola y exclusivamente a los resultados del PSOE es engañoso, porque nuestra bajada es mucho mayor que en otros lugares. Y es debida, en mi opinión, a que nuestro mensaje se difumina estando demasiado cerca del de UPN. La sociedad no nos ve como alternativa a los regionalistas, ni nos espera como tal. Nos convertimos, para los ciudadanos, en el mero apoyo necesario de UPN, como si fuéramos un PRI, el PAR aragonés o, muy cerquita de nosotros, el propio CDN. Y, con ese escenario, es lógico que no tengamos la confianza de nuestros vecinos y vecinas.

Nos plantamos ahora en un escenario en el que los números parlamentarios nos dan más fuerza que la que, tristemente, nos otorgan los votos. Y algunos se plantean cogobernar con UPN, para incidir aún más en el error que nos ha llevado a la situación actual. Si ya es difícil ejercer la oposición y trasladar tu mensaje, ¡cuánto más en un gobierno en el que manda quien manda, su Presidenta! UPN tendrá la sartén por el mango, para hacer y deshacer, nombrar y cesar Consejeros, y lo hará en cuanto disponga de una excusa. Que se lo pregunten al CDN. Y los socialistas, que en muchas materias tenemos principios programáticos radicalmente opuestos a los de UPN, ¿"impondremos” nuestros criterios... o acabaremos desalojados del Gobierno a la mínima ocasión, en cuanto salgan a relucir materias clave de todos conocidas? Más bien veo claro lo segundo.

Es pues, momento de pararse a pensar. Los ciudadanos han hablado, y los ciudadanos son sabios. Y nos han colocado, con los peores resultados de nuestra historia, en la oposición. La responsabilidad de dotar de un gobierno a Navarra nos obliga a facilitar la investidura de Yolanda Barcina, pero no a entrar en su Ejecutivo. Y, desde la oposición, tendremos que trabajar. Con trabajo, con trabajo y también con trabajo: solamente así se puede, de verdad, ilusionar a los navarros y las navarras.

Hasta ahora, solo hemos hablado de pactos de gobierno, de reparto de carteras, de reparto de Ayuntamientos. Así nos estamos olvidando del partido, anteponiendo otros intereses. Es el momento, lo es desde hace una semana ya, de realizar un ejercicio de responsabilidad para con nuestro partido: abordemos una reflexión en profundidad, compartida con toda la organización, de qué queremos hacer y cómo lo queremos hacer. Limitarnos a discutir sobre los pactos de gobierno es quedarnos en cuestiones circunstanciales, cuando la situación requiere medidas estructurales.

El PSN puede y debe ser partido con aspiración de gobierno. De un gobierno fuerte, monocolor, gobernando como lista más votada, y liderando de verdad a Navarra. Pero eso no será posible sin un rearme ideológico de este proyecto, que es el nuestro. Hay que mirar a la sociedad, hay que escucharla, ver sus necesidades y sus inquietudes y no quedarnos con las nuestras, o con las de unos pocos. Hay que hacer una reforma profunda y completa para dar respuestas a quienes nos han apoyado, pese a las circunstancias; y para responder también a quienes ahora no nos apoyan. Trabajar por sus necesidades, desde el proyecto socialista, es la única vía para lograr más respaldo social en el futuro.

Es la hora de la verdad, de pensar en el partido, y la decisión es trascendental: convertirlo en partido bisagra o liderar la oposición diferenciada y constructiva para demostrar que somos y queremos ser la alternativa a UPN-PP.