Espero que entendáis que no haya actualizado el blog en los últimos tiempos. No ha sido voluntad propia, sino una importante carga de trabajo, lo que me ha hecho apartarme un poco de este espacio que es tan vuestro como mío, y que vosotros y vosotras habéis mantenido vivo con vuestros comentarios.
No es necesario, creo, que os cuente que uno de los trabajos que más tiempo me ha llevado ha sido el relativo a la Ley Foral de Policías de Navarra, que por desgracia se ha hecho conocida en las últimas fechas por motivos distintos a los que me gustaría. Y, en esa “popularidad”, y muy a mi pesar, me he visto implicada.
Ya habréis leído por la prensa todo lo ocurrido, que se resume básicamente en que, tras el consenso que se había trabajado con la Comisión de Personal de la Policía Foral y representantes de las Policías Municipales se presentó y firmó por el PSN una propuesta aceptada tanto por éstos como por la oposición.
Sin embargo, en el trámite parlamentario, en vez de mantener nuestra ley, se aceptaron las enmiendas de UPN que suponían modificar completamente la propuesta de mi partido; ello me llevó a dimitir como portavoz de la Comisión donde se votaban estas enmiendas.
En el Pleno, presentar el texto, contrario, insito, a la ley que presentó nuestro partido, tras año y medio de trabajo y de consenso político y social, me han llevado a votar en contra de la Ley finalmente aprobada.
Creo que, por estar ahí, merecéis una mínima explicación de mis motivos. Me ratifico en que creo haber actuado conforme a los programas del partido al que me debo, el PSN, y también conforme a mis principios, aunque siempre supeditados en este caso al programa y a las ideas socialistas. Falta a la verdad quien me acuse de lo contrario. Todo lo que hice durante el proceso de negociación con los sindicatos lo hice movida por los principios del PSN, y con conocimiento, participación y aceptación del partido, tanto es así que se presentó la Ley firmada por el Portavoz del PSN.
Cuando nuestra ley fue desvirtuada por UPN y lo aceptamos, sentí que habíamos defraudado a todos aquellos con los que compartí tiempo, propuestas, dudas y estudios; todos aquellos a los que les agradezco la amabilidad, la atención y el esfuerzo. Pero no sólo sentí que incumplíamos los principios ideológicos con los que se había trabajado la ley aceptando los de UPN, sino que sentí que el partido iba a salir malparado; porque, ¿para qué se presenta una ley si luego no se mantiene y se acepta la propuesta de UPN? Se generaba un problema, con la aceptación de las enmiendas, donde no lo había, puesto que habíamos logrado un consenso político y social para su aprobación. Por coherencia con lo pactado, por responsabilidad con mis interlocutores, y por lealtad a mi partido, que proponía otra cosa, decidí presentar mi dimisión como portavoz.
Y, llegado el momento de la votación en pleno, fueron los mismos principios los que me movieron. Y voté NO a la propuesta finalmente planteada y consensuada entre UPN y el PSN. Creo que actúo con lealtad y absolutamente disciplinada a los principios de mi partido y a la responsabilidad a la que me debo. Voté por mi responsabilidad como parlamentaria; y voté lo que voté con absoluta lealtad a los principios socialistas, y con lealtad también a todos aquellos que dedicaron tiempo a que el PSN tuviera una propuesta racional, consensuada y elaborada.
A partir de ahora, el grupo parlamentario actuará como considere oportuno; y lo hará dentro de las normas de funcionamiento de las que se ha dotado, a lo largo de su historia, este partido. Tomará la decisión que tenga que tomar movido, como siempre lo ha hecho, por sus principios democráticos. En los principios del PSN creo; ellos fueron, precisamente, los que me movieron a trabajar por una mejor Ley Foral de Policías y los que me guiaron en ese trabajo, incluyendo el mismo día de la votación en pleno.